Algunas veces se ha argumentado que ésta circunstancia se da en España por temas culturales, pero que no nos engañen, no sólo ocurre aquí.
Las mujeres, un sector poblacional muy productivo, preparado y capacitado, cobramos un salario mas bajo porque cubrimos la mayor parte de los puestos de trabajo en sectores con menos prestigio social, quedando relegadas a los puestos mas bajos de la jerarquía laboral, no por carecer de preparación, puesto que actualmente poseemos un mayor nivel académico que los hombres, sino por las muchas dificultades a las que tenemos que hacer frente.
Muchas veces, no somos opción de acceso a altos cargos en empresas por la maternidad, no siendo rentables, primero actúa el interés económico y por ultimo el humano.
Ya nuestro embarazo no sienta bien al sector empresarial, muchas veces no renuevan nuestro contrato, somos despedidas, o incluso nos culpan de abandonar nuestro puesto de trabajo por ello. Posteriormente dedicamos un tiempo a la crianza, y cuando deseamos incorporarnos al mundo laboral, debemos conformarnos con lo que nos ofrecen, siendo muy difícil para la mujer volver a reincorporarse al mercado laboral, y mas teniendo una familia a cuestas.
Es curioso, pero en muchas entrevistas nos preguntan; ¿tiene familia?, o ¿piensa en la maternidad?, descartándonos ya desde un principio sin tener en cuenta nuestra preparación.
Cambiar esto es un reto para nosotras, y por ello, debemos luchar contra la desigualdad salarial y de oportunidades entre hombres y mujeres, debemos ser más agresivas en la negociación del salario y del puesto de trabajo, dando a conocer nuestros valores, conocimientos y experiencia profesional, de esta forma, conseguiremos mayores oportunidades.
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